Talento Ibaguereño vuelve a su pueblo natal

Por: Juan David Rueda Guzmán

Se trata de Hugo Saavedra, gran músico quien inició sus estudios en el Conservatorio del Tolima y desde entonces ha tenido un gran desempeño en el trombón, a tal punto de ser becado para hacer su maestría en Chicago en la universidad de Northwestern. Hace dos semanas volvió a donde comenzó este largo pero satisfactorio camino, para contribuir con el crecimiento musical en la ciudad de Ibagué.

Hace un tiempo atrás, mi maestro de instrumento me comentó que Hugo iba a venir a Ibagué a dictar talleres, y desde entonces esperé con ansias que el maestro regresara de Estado Unidos. Llegó directo al colegio, nos comentó que estaba muy cansado pero que las ganas de enseñar hacían que él estuviera allí con nosotros.

Trabajamos primero en grupo, hicimos trabajo de calentamiento, de técnica y más que todo en el sonido; él hacía mucho énfasis en esto, nos decía ''desde que cojan el instrumento en la mañana preocúpense por generar el mejor sonido'', esto lo hicimos todas las mañanas con él, generar el mejor sonido posible. El primer día, luego de terminar el calentamiento, preguntó quién quería tocar algo en el instrumento y fue allí cuando yo pasé delante de todos a tocar una obra para trombón bajo de Alexander Lebedev. Tenía un poco de temor, estaba pensando en el que dirán, si lo tocaría bien otras cuestiones un poco negativas, pero no me estaba preocupando por hacer música que es lo que realmente importa. Al terminar de tocar la obra no lo hice tan mal, recibí buenas opiniones por parte del maestro Hugo.

Después de recibir las opiniones del maestro, empezó el trabajo, me dijo: vuelve a tocarla y me dio más que todo indicaciones de expresividad, de hacer lo que él compositor plasmó en la obra que escribió; toqué la obra  de nuevo y tuve que corregir algunos aspectos.

Al terminar el tiempo que tenía asignado para recibir clase con Hugo, prosiguió otra persona a tocar y yo descansé, me puse a pensar en lo que me dijo, y todo eso es lo que me trabaja mi maestro de instrumento del colegio, sin embargo, no prestamos mucha atención a las indicaciones que nos dan y es curioso, porque viene alguien de otro lado o que estudió en el extranjero, nos dice lo mismo que nos dicen aquí y a ellos si le captamos lo que nos quieren decir o indicar.

Este trabajo de calentamiento y trabajo individual lo hicimos con él durante dos semanas, y en ese tiempo fue mucho en lo que nos ayudó Hugo, nos dio nuevos conceptos, maduramos mucho más lo que estamos tocando y nos dio consejos para vencer el temor al estar frente a un escenario.

Durante esas dos semanas también preparamos un recital de trombón del grupo de música de cámara del colegio, área en la que también nos desarrollamos un poco más como músicos y personalmente.  También tocamos música que él trajo y la trabajamos, nos comentó sobre la importancia de la música de cámara para cualquier instrumentista, nos indicó que en esta área de la música se aprende a escuchar y a tener más compañerismo.

Llegó el día del recital, el jueves (fecha exacta) a las seis de la tarde en el Museo de Arte del Tolima, llegamos a las cinco y media de la tarde, calentamos y tocamos una obra para reconocer el auditorio y cómo tocar. Eran las seis de la tarde y dejamos de tocar y salimos del escenario, luego, esperamos alrededor de 20 minutos para que llegara más público y comenzar así el recital, nos presentamos ante el público y todo salió bien. Ese era el último día de trabajo con el maestro Hugo.


Al día siguiente, un viernes, el maestro se presentó como solista en la capilla del colegio, interpretó obras magistrales en el trombón por lo que me llené de satisfacción al escucharlo y pensar en que yo también puedo ser un gran talento en el trombón. Ese día me despedí de él ya que al día siguiente partía para Chicago, y le agradecí por el trabajo que hizo con nosotros.

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