Un camino de constante aprendizaje

Por: Sara Lucia Casas Guzmán 

Era 29 de enero de 2019, aún recuerdo lo nerviosa que estaba por presentar la audición con la que había soñado desde que entré a estudiar en el Conservatorio de Ibagué. Cuando llegué al colegio, mis amigos estaban estudiando y puliendo los últimos detalles de sus obras, así que yo también me animé a seguir estudiando mientras era mi turno de presentarme. 

Después de un rato, nos avisaron que había llegado la hora de bajar al teatro. Mis amigos y yo nos encontrábamos sentados en las últimas filas del lugar, esperando impacientemente a que la maestra Sol Carolina dijera nuestros nombres para subir al escenario. 

Muchas personas ya se habían presentado, cuando mi corazón empezó a latir muy rápido al escuchar que era mi turno de tocar. Me levanté de la silla donde me encontraba, y empecé a caminar hacía el escenario. Estaba muy nerviosa, mis manos heladas sostenían mi instrumento y las partituras de las obras que interpretaría.

Al subir al escenario, el director Carlos Manuel, quien se encontraba sentado junto a la maestra Sol, me preguntó mi nombre y los fragmentos que tocaría. Con mi voz temblorosa le mencioné cada pieza que tenía preparada, y el director solo con una sonrisa asintió con su cabeza, dándome a entender que ya podía empezar a tocar.

Después de unos segundos subí mi viola, la acomodé en mi hombro, di un suspiro profundo y empecé con mi audición. Todas las notas salieron como quería, como las había estudiado, me sentía satisfecha de mí, y la inmensa sonrisa que se formó en mi cara lo demostraba.

Días después salieron los resultados de las audiciones, y al enterarme de había pasado, supe que ese era el comienzo de una gran experiencia.

El martes de la siguiente semana fue el primer ensayo, en el cual conocí a dos violistas que pasaron la audición junto a mí y se convirtieron en dos personas muy especiales en mi vida.

Nuestro primer concierto fue el 28 de febrero de 2019, así que durante ese tiempo tuvimos ensayos y parciales, hasta que llegó el gran día, mi primer concierto con la Orquesta Institucional. En la mañana habíamos tenido ensayo en el Teatro Tolima y en la tarde estuve estudiando y arreglándome para el evento. A las 6:00 pm ya estaba llegando al teatro.

Eran las 7:00 pm cuando el concierto comenzó. Desde mi lugar podía ver la cantidad de gente que se encontraba en el teatro, era tanta que deduje que el teatro estaba lleno. Los nervios eran demasiados y mis manos estaban heladas, pero cuando el director dio la entrada de la primera obra, todas las inseguridades se fueron y me dediqué a disfrutar el momento. 

El concierto terminó y yo estaba completamente feliz. Ese fue el primero de muchos conciertos hermosos con la orquesta. 

En algunos montajes conocí directores nuevos y algunos conciertos tuvieron una temática genial, por ejemplo, el concierto de terror, en el cual montamos un repertorio con relación a Halloween, también estuvo el concierto de final de temporada 2019, en el cual tocamos salsas, boleros y música colombiana, con éste dimos por terminado los ensayos y conciertos de 2019.  


Un año nuevo llegó, conocimos a los nuevos integrantes de la orquesta y nos adaptamos a los cambios. Tuvimos nuestro primer concierto y estábamos montando el segundo concierto, cuando recibimos la noticia de que todos los conciertos hasta junio se cancelarían, debido a la precaución que debíamos tener por la pandemia que se estaba creando. Así como se cancelaron los conciertos de la orquesta, se empezaron a cancelar otros eventos en los que participaba el colegio, como el festival de la música colombiana.

Nosotros continuamos ensayando por si volvíamos a tener un concierto, pero la situación con el Covid-19 empeoró, así que los estudiantes y maestros no pudimos seguir yendo al colegio. Una tristeza invadió mi cuerpo, ya que este año tenía muchas metas por cumplir. 

En este momento extraño a mis compañeros y maestros, pero lo que más extraño es tener esa motivación de estudiar para un concierto, de aprender de mis maestros en los parciales de cuerdas y, sobre todo, extraño todas las sensaciones que podía sentir al subirme a un escenario con la orquesta que me ha brindado tanto. Solo espero poder volver a ser parte de ella.

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