La metodología de calificación: La segunda carta de presentación del maestro
En
un momento de concentración y tranquilidad casi de otro mundo, se me viene algo
a la mente, los estudiantes siempre recordamos a ese maestro que suma cada
corte de periodo; así como al que no mira ningún proceso, ni esfuerzo por más
grande o mínimo que sea; pero también, al maestro que, aunque nadie crea en
nosotros y solo nos tilden de vagos, indisciplinados, rebeldes o poco
inteligentes, nos muestra que hasta el esfuerzo y progreso más mínimo vale;
también, al maestro que nos hace sentir que lo que importa es “la rosca”, quien
te conoce un poco más, te puede ayudar más, te puede calificar por lo que eres
porque te conoce, mientras al estudiante que no conozca solo lo calificará por
lo que muestre en clase.
Nuestro
paso por el colegio es un proceso, en el que no siempre demostramos lo que
somos capaces de lograr. Recuerdo que química, ciencias naturales y matemáticas
eran muy sencillas para mí cuando era niño, y sobresalía, pero crecemos y así
como formamos nuestra personalidad, capacidades y gustos, formamos nuestro
camino, nuestra profesión, y yo, con el pasar de los años y ayuda de unos
maestros que me marcaron logre encontrar mi profesión, lo que me gusta en lo
que resalto y lo que puedo decir que me hace sentir “vivo”.
La
verdad antes no tenía en mente la idea de estudiar música. Yo inicié tocando
rock por diversión cuando tenía once años, tuve una banda con compañeros del
colegio de ese tiempo, no veía el contrabajo como algo serio. En séptimo grado
tuve cambio de maestro, el cual me recibió como a cualquier otro estudiante,
pero el cambio de metodología fue duro, más a un maestro que ya llevaba a mis
compañeros desde sus inicios, recuerdo bien que él tenía sus esperanzas en
Lina, mi compañera actual, y por mí no daba nada de lo que a lo mejor da hoy en
día.
Recuerdo
muy bien que ese maestro fue el que me enseño lo que significa una
calificación, el que tanto me repitió que no puedo acelerar más de lo que puedo
frenar en todo aspecto de la vida, quien me mostró que lo más importante de la
nota es ignorarla, que no importa, que no mide trabajo, esfuerzo y dedicación,
puesto que cada logro no es precisamente todo lo que salió bien, sino todo lo
que se luchó para vencer las dificultades, hablando en cualquier ámbito o
aspecto de la vida.
Roberto;
mi maestro de instrumento, no me motivó mucho, me trató bastante fuerte, yo
empecé a agarrarle fastidio a las clases de instrumento, incluso intentaba
faltar, y por obvias razones, le cogí fastidio al colegio, al maestro y al
instrumento en sí. Pude pasar unos años así, pues al final siempre sacaba todo
adelante, ya que siempre se me facilitó rendir con el instrumento. Un día yo
decidí iniciar mi noveno grado dedicándole tiempo y sacrificio al instrumento,
mi maestro empezó a fijarse un poco más en mí; tristemente, Lina tuvo una
lesión de muñeca, lo cual hizo que tuviese que dejar de estudiar con el ritmo
con el que venía y dejar de tocar por un tiempo.
Empecé
a avanzar de una gran forma, era el inicio de algo muy bueno, a pesar de que en
las audiciones finales recibí fuertes golpes de parte de Ezequiel; quien fue mi
primer maestro y mi maestro/compañero actual de orquesta; golpes que me
tuvieron al borde de dejar la música, pero no lo hice por diferentes razones que
me ayudaron en su momento.
Mi
maestro nunca hablaba conmigo sobre la nota, él solo me metía tres palabras en
la cabeza, escala, ejercicio y obra, y las repetía todo el año. Nunca recibí
notas altas hasta que él se dio cuenta del esfuerzo que yo empecé a realizar,
recuerdo que los ánimos y el ambiente de las clases de instrumento cambiaron
totalmente, y además de ser mi maestro, Roberto se convirtió en un padre para
mí, se dedicó a formarme integralmente, tanta ha sido la confianza y la buena
relación con mi maestro, que ya es un amigo más, ya lo considero parte de mi
familia.
Y
los años han pasado, y las notas y los promedios avanzaron, y cada vez menos
hablamos de eso, antes me pedía por lo menos una autoevaluación y hacíamos una
coevaluación, ahora yo me entero de la nota después de que mi madre reclama el
boletín, y gracias a que él me llevó en este proceso es que la nota ni motiva,
ni desmotiva, es un requisito y está en su poder calificarme, pero ni demuestra
que toco, ni demuestra que no toco, ya que como él dijo “los números no transmiten
nada a la gente, usted es el único que lo puede hacer”.
Comentarios
Publicar un comentario