Las misteriosas desapariciones del Conservatorio
Por: Nicolás Vergara Piñeros. 11A
Con este relato de ficción, de tipo caballeresco, abrimos una nueva época en la publicación de creaciones de diferente índole realizadas por nuestros estudiantes de grado undécimo.
Un día, el honorable caballero Sir. Kenric llegó al pequeño pueblo de Ibagué, pues se estaban dando casos de niños desaparecidos y apariciones de criaturas extrañas en este lugar, por lo que el caballero habría sido enviado para tratar con este caso. Se sabía que las desapariciones se estaban dando en su mayoría en el conservatorio de música de Ibagué, pues este era una enorme edificación fundada ya hacía varios años, y se encargaba de acoger a niños desplazados y afectados por la violencia que se quedaban sin hogar, por lo que estos no tenían a donde más ir para protegerse de las criaturas que los estaban raptando.
Ya en el sitio, Kenric aprovecharía para investigar más del asunto y se percataría de que los directores del lugar y habitantes de los alrededores coincidían en que las criaturas que habían logrado ver, eran en su mayoría duendes acompañados de un enorme troll que llegaban siempre por la noche y no dejaban rastro de a dónde iban, ni de dónde venían. Además, seguirles el paso era bastante complicado porque el edificio estaba en su mayoría rodeado por una abundante vegetación.
Una vez sabido esto, Kenric ordenaría a todos los del lugar que se encerraran y protegieran a los niños en la noche mientras él esperaría a cualquier señal de las criaturas para combatirlas y hallar su origen. En un inicio, todo parecía ser una noche normal y pacífica, pues no había señal de disturbios. Pero toda esta tranquilidad se iría ya tarde en la noche, cuando el caballero empezaría a escuchar grandes estruendos y gritos de niños pidiendo ayuda desde una habitación. El caballero rápidamente correría hasta el lugar, y al momento de entrar, se percataría de que cinco duendes habían irrumpido en el lugar. Este vería que la persona a cargo de los niños estaba muerta en el piso, y los duendes ya estaban atando y durmiendo a los niños con encantamientos…
En el instante en que uno de
los dirigentes del lugar entró con su arco y flechas a ayudar al caballero, los
dos duendes restantes tomaron a los dos niños que tenían ya listos y salieron
por la ventana para después subir a los techos y así escapar. El arquero se
quedaría abajo intentando atajar a las criaturas tirándoles rocas, mientras
Kenric encontraba como subir al techo del edifico. Ya arriba, este patearía a
una de las criaturas tirándola al suelo y se embarcaría en una batalla por los
niños con el otro, mientras el arquero iba por el duende que acababa de caer. Una
vez que el caballero tomaba la ventaja de la batalla, tomaría a la criatura del
cuello y lo interrogaría para descubrir de dónde venían y porqué estaban
secuestrando niños, pero este solo se burló, así que decidió que era mejor
matarlo. Mientras bajaba a los niños del techo aún encantados y atados, el
arquero y el duende comenzarían una batalla que acabaría rápidamente, pues este
último era mucho más rápido y ágil por lo que fácilmente logró asesinar al
hombre degollándolo con sus propias garras. Kenric miraría impactado esta
escena sin percatarse del enorme troll que había atrás de él. Este, sin dudarlo
golpeó al caballero tirándolo a varios metros de donde estaba y tomó a los
niños. El duende rápidamente se subió en él y le ordenaría que se fueran del
lugar.
El caballero recuperaría rápido
la lucidez y observaría el cadáver del hombre que murió ayudándole a salvar a
los niños, y prometiéndose a sí mismo de que su muerte no sería en vano. Iría tras
la enorme criatura a través de la profunda y espesa vegetación sin saber
exactamente que se iría a encontrar.
Las huellas no le serian
difíciles de seguir aun estando en la oscuridad, por lo que sin mucho esfuerzo
llegaría a una cueva en la que se infiltraría silenciosamente, aquí descubre que
quien enviaba a las criaturas era una bruja que hacia encantamientos y pociones
usando la esencia de los niños, pues esto era lo que le daba más poder. Al lado
de donde la bruja trabajaba para hacer sus pociones, había una jaula donde
había más niños que aunque estaban desatados, seguían dormidos por un
encantamiento que la bruja tenía sobre estos. El caballero esperaría a que el
troll y el duende se alejaran del lugar para así poder escabullirse a espaldas
de la bruja al stand de pociones. Desafortunadamente el duende lo descubriría y
alertaría a la bruja. El caballero rápidamente tomaría dos pociones que decían:
“fuerza” y “despertar”. La bruja al ver esto lanzaría un rayo de sus manos para
atacarlo, pero Kenric la esquivaría y el rayo terminaría impactando sobre el
ultimo duende que seguía con vida y destruyendo todo el stand de pociones. El
caballero se tomaría la poción de “fuerza” y mientras la bruja llamaba desesperadamente
al troll, este iría rápido hacia los niños y rociaría la poción de “despertar”
sobre ellos sin darse cuenta de nuevo de que atrás de él ya se encontraba el
troll preparado para matarlo, pero al momento del ataque, este lo detendría como
si se tratase de un simple humano, por lo que no le fue difícil vencerlo al
igual que a la bruja.
Ya con todos vencidos Kenric
sacaría a todos los niños secuestrados y los llevaría de nuevo a sus hogares.
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