¿Por qué la felicidad nunca se alcanza del todo?
Por: Wilkher Steven Correa Diaz, 11A
Oh, bella e incomprensible felicidad, sentimiento con múltiples rostros indistintos, muy variados e indescriptibles, tan interesantes, tan llamativos, tanto para generar problemas, confusión, intriga, hasta estudios, conceptos; conceptos aportados desde tiempos atrás, donde filósofos, escritores, personas del común, describían (¿o al menos eso se intentaba?) este “pastel”, que algunas veces su “degustación” es indescriptible.
Bueno, algo que queda impregnado de toda esta recolección de información, es el hecho de que por naturaleza, por nacimiento no somos hechos para ser felices (¿rotos de fabrica?), solo se busca la supervivencia, a tal punto de ser, muy por encima de la felicidad; así pues, el concepto que redondea esta “mezcla” de sentimientos dependerá por mano propia del individuo, es decir, cada individuo, cada persona le dará su valor correspondiente a lo largo del camino, esto será un inicio, un pasabocas, la búsqueda, la esencia y la vida, la vida inicia en la búsqueda de la esencia de las cosas.
¿Estados?
¿Qué es la felicidad? es muy complejo y distinto de definir, al menos algo me causa seguridad, las etapas, son pequeñas etapas, relacionado a esta “pastelería”, pastelería de emociones (es un lugar muy grande, donde están y conviven todas las emociones); estas etapas se convierten (mas bien son) microestados, la búsqueda de pequeñas felicidades, pero… ¿para qué?, es una pequeña salida (¿de emergencia?) para distraernos de lo despiadada e insensible de lo que puede llegar a ser la vida, un estado, caracterizado por el aprendizaje y expectativas, nuestra misma percepción.
¿Pastel?
¿Es inalcanzable?
Desde el punto de vista genético, es un obstáculo, un tropiezo, por fabrica, por naturaleza somos hechos para reproducirnos y sobrevivir, a pesar de los esfuerzos que se hacen por búsqueda de experiencias, nunca nace la felicidad permanente. Como dije anteriormente, son periodos, “los nuevos éxitos atraen nuevos desafíos”; tal vez es una forma de incentivar los mejores genes; la superioridad, presente desde nuestros inicios de existencia, hacemos todo por sentirnos satisfechos, pero, al lograrlo, no habría más sentido, ni motivación, no habría equilibrio, generaría un desorden y desequilibrio, como resultado, nuestra propia muerte.
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